Apellidos – Traducción y Fonetización

1.- Introducción:

Ya hemos indicado en Apellidos – Causas que lo originan que los apellidos son construcciones lingüísticas humanas que suelen tener una causa, un motivo que los origina.

Suelen tener un sentido o contenido, un significado, un motivo, un porqué de la adjudicación de determinado apellido y no otro.

Pero hemos de ocuparnos también de las consecuencias que origina en el nombre de una persona, y especialmente en el apellido, el fenómeno de su traslado a un lugar de residencia diferente al de su lugar de origen; sea esto con motivo de un movimiento social, por trabajo, guerra o -el mas importante de todos para nuestro estudio- la migración.

En primer término porque al salir de su zona geográfica de origen se produce la posibilidad del fenómeno de la difusión del apellido a zonas geográficas diferentes de aquella que es la de su origen, y además porque en muchos casos la migración conlleva e implica cambiar de nombre en el sentido amplio de la palabra, incluido el apellido.

Esto trataremos de analizar, según algunos factores propios de las distintas épocas.

Para ello comprenderemos:

  • Migración hasta mediados del siglo XVIII – Ausencia de documentos.
  • Pasaporte o documentación identificatoria.
  • El fenómeno migratorio se va imponiendo.
  • La Primera Guerra Mundial y el Pasaporte como hoy lo conocemos.
  • Traducción y Fonetización del Apellido.
  • El nombre y apellido como un derecho.

2.- Migración hasta mediados del siglo XVIII – Ausencia de documentos:

Por muchos siglos, y para poner una referencia de datación estimada hasta el 1750, el hombre se había mantenido en un ámbito geográfico bastante reducido.

Nacía, vivía y moría muchas veces en el mismo pueblo; siendo solo excepcionales los traslados.

Tales traslados en general obedecían a cuestiones militares expansivas, o bien propias de huir de la misma guerra o de epidemias.

Y en tales casos las consecuencias eran simples:

  • Si era cuestión de expansión militar: el apellido seguía como un accesorio la surte del resultado militar.
    • Se vencía y entonces se imponía la propia cultura al vencido, incluido respetar el apellido que se tenía.
    • Si en cambio se perdía en la incursión militar, el resultado era la muerte o caer en esclavitud o vasallaje; con lo que el apellido resultaba de ninguna o muy importancia, y se perdía.
  • Si la cuestión era de migración: estas en general se producían en masa, como verdaderos éxodos, de pueblos enteros, generalmente como huidas de situaciones de esclavitud o vasallaje, guerras o pestes. El ejemplo más fácil es el Exodo Israelita de Egipto. En dichos casos la cultura se continuaba y el apellido se mantenía, pues el pueblo solo se movía de territorio, pero mantenía todas sus costumbres.

Muy excepcionales eran los casos de migraciones individuales o de pequeños grupos, en cuyos casos, la mayoría de las veces, los receptores lugareños identificaban al arribado por su lugar de origen. Así tenemos a los apellidos que empiezan con Da o Di (Da Como, Dacomo o D’Como, igual Da Come, Da Pian, entre otros),  que identifican una comarca,  región o paraje como Latino, Romano, Ischia, Canale. O directamente los receptores del nuevo integrante, le adjudicaban un nuevo nombre.

En la antigüedad el traslado fuera de los límites del pueblo era todo un riesgo, un verdadero riesgo de vida, siendo común morir en manos de otras tribus o caer en la esclavitud.

En épocas posteriores si bien el cruce de fronteras de feudos o reinados no era difícil jurídicamente, y generalmente no requería papeles, el hecho de hacerlo era poco común, no solo por las dificultades de traslado y transporte personal, y por las inseguridades que un viaje significaba por el riesgo de vida, sino además y adicionalmente porque esa dificultad se trasladaba a los bienes, tales como la perdida –para el caso de que se tuviere- de la propiedad inmueble, y la eventual obligación de pagar tasas impositivas tanto al Señor Feudal (o el Rey u otra autoridad del territorio) dejado como al entrante, que mermaba el patrimonio familiar construido en generaciones a la mitad, un tercio o un cuarto según los casos y la cantidad de territorios bajo diferente autoridad traspuestos.

3.- Pasaporte o documentación identificatoria:

Es importante entender cuando comienza el uso generalizado de papeles de identificación, y para el caso en Europa, que es nuestro foco de interés.

Esto es importante porque se pasa a una modalidad de identificación “oficial”.

En la última parte del siglo XIX y –por poner una fecha referencial- hasta la Primera Guerra Mundial, en general, no se requería ningún documento para los viajes dentro de Europa. Inclusive la mayoría de las veces tampoco para los viajes fuera de Europa.

Fue la Primera Guerra Mundial la gran impulsora de los sistemas de identificación.

4.- El fenómeno migratorio se va imponiendo:

Hacia mediados del siglo XVIII el incipiente comercio internacional, el surgimiento de las casas de cambio y moneda, los bancos, los sistemas de inversión como la sociedad anónima y las bolsas, la difusión en el uso de letras de cambio y pagaré, el crecimiento del comercio marítimo; impuso viajes que implicaban trasponer fronteras entre reinos, ducados y principados. Y en consecuencia surgió el uso de una modalidad de documentación que implicaba un permiso para salir, entrar o traspasar; un incipiente pasaporte diríamos.

Ya con la expansión del transporte, especialmente con la presencia del ferrocarril hacia 1830, el cruce de la frontera se agilizó, ganando en seguridad y rapidez en Europa. Esto produjo desde mediados del siglo XIX, un colapso del sistema de documentación o pasaporte europeo.

La velocidad de los trenes, así como el aumento constante del número de pasajeros que cruzaba varias fronteras, hizo difícil -a veces imposible- la aplicación de controles de identificación.

La reacción general fue la relajación de los requisitos de necesaria documentación (a la que genéricamente identificamos como pasaporte) que se habían impuesto en el siglo anterior.

En consecuencia, relativamente pocas personas tenían tales pasaportes; mucho menos pasaportes en un sentido más estricto, como documentos para viajar a otros países emitidos por su país de origen.

En este periodo se produce además la unificación en los modernos estados de los diversos reinos, ducados, principados y otras divisiones administrativas; nace la idea del “ser nacional” identificado claramente con un único estandarte, una lengua común, y la necesidad de en-culturizar a las personas por medio de los sistemas educativos nacionales.

Este fenómeno se expresa claramente en la Italia desde la retirada de Napoleón, y se empieza a dejar de lado el uso de expresiones orales autóctonas (lenguas y dialectos) – la mayoría de ellos derivados del uso vulgar del latín con variaciones, algunos –como es de interés para la zona de los CEBRELLI – con presencia importante de lenguas galas. Estas lenguas y dialectos siguieron siendo un habla bastante común entre gran parte de la población italiana hasta la segunda guerra mundial en que se impone el italiano estándar (originario de la Toscana), impuesto a las clases populares italianas gracias a una progresiva alfabetización y a la difusión de los medios de comunicación de masa.

Conjuntamente con esta mayor “presencia” del estado en la vida cotidiana; se presentan e inician las primeras expresiones sociales que pugnan con imponer un concepto de estado diferente o directamente ausente, socialismo y anarquismo inician aquí su camino.

5.- La Primera Guerra Mundial y el Pasaporte como hoy lo conocemos:

La Primera Gran Guerra (Primera Guerra Mundial) por su magnitud y consecuencias, vino a imponer fronteras delimitadas con mayor precisión, custodiadas, y la necesidad de control de las mismas.

Con un estado más presente, las reacciones como el anarquismo y el socialismo primero, y más tarde formas de comunismo, fueron apareciendo como reacciones violentas que era necesario para el estado conocer y controla. Se imponía la necesidad de conocer e individualizar a las personas.

Surge pues entonces, después de la Primera Guerra Mundial el uso común y extendido del pasaporte en un sentido más estricto.

6.- Traducción y Fonetización del Apellido:

Hay que considerar que la nación-estado moderno en general para el periodo de los siglos XVIII, XIX y hasta la Primera Guerra Mundial -no es fecha exacta, es un hito para poder establecer un parámetro temporal- no respetaban los nombres y apellidos de los inmigrantes de lengua foránea, imponiendo la adecuación a la cultura y lengua local.

Diríamos que una especie de traducción de los nombres y apellidos era común. En nuestro caso este fenómeno se denominó “castellanización”. Asi Giuseppe Castello paso a ser Jose Castillo, Giovanni Bontempo llamarse Juan Buentiempo, o a Maddalena Rosso se le impuso Magdalena Rojo.

En los países de habla castellana este fenómeno fue más presente que en los de habla inglesa.

Esta situación de traducción de nombres y apellidos, resultó aún más compleja por los altos índices de analfabetismos reinantes hasta principios del siglo XX que conllevó a otro fenómeno en los apellidos: la “fonetización”.

La fonetización consiste en que “se escribe lo que se escucha”, es decir, como escucho los nombres y apellidos, así los escribo.

Muchos sufrieron aquí el cambio de sus nombres y apellido, traducidas o fonetizados, castellanizado o escrito como se escucha; inclusive a veces en mezcla de ambos fenómenos.

Inicialmente la traducción o fonetización comprendió tanto nombres como apellidos; pero en cuanto se establecieron documentos de identificación migratorios (Pasaporte) y sistemas de control eficientes respecto del transporte terrestre (especialmente tren) y marítimo (puertos); el fenómeno fue restringiéndose, respetándose progresivamente el apellido que en general era tomado por el estado receptor del migrante conforme con la identificación migratoria del país de origen ya desde la Primera Guerra Mundial, aunque el nombre se continuó traduciendo o adaptando a su similar en lengua local casi hasta la conclusión de la Segunda Guerra Mundial.

7.- El nombre y apellido como un derecho:

Hoy, el nombre y apellido asignado por un estado a una persona (nombre en sentido laxo o general), ha sido considerado y sostenido como un derecho fundamental del hombre, atributo de su personalidad y de su propia condición; que ha de ser obligatoriamente respetado.

Esta obligación de respecto, no solo corresponde a otros individuos del mismo estado en el que la persona ha sido registrada, sino a los de otros estados, e inclusive a los propios estados.

Por ello, se ha impuesto que debe ser respectado en su forma de escritura por otros estados siempre que el sistema de escritura haga posible tal situación.

Tal situación no sucederá en el caso de un apellido en un idioma que no use un sistema alfabético sino uno silabario o logográfico; en estos casos la adecuación al idioma o la fonetización siguen existiendo.

Si te interesa puedes ver:

  • Si te interesa saber: ¿Cuál es el origen del uso del apellido? ¿Como evolucionó en la historia el uso de apellidos? Puedes ver nuestro artículo: Apellidos – Origen e Historia.
  • Si te interesa saber: ¿Cómo se forma un apellido? ¿Cómo se impuso determinado apellido? ¿Cuál es la causa para imponer un apellido? Puedes ver nuestro artículo: Apellidos – Causas que los originan.

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